Intervención del presidente del Gobierno en el acto de clausura del IV Encuentro Internacional de Rectores Universia

22.5.2018

  • x: abre ventana nueva
  • Whatsapp: abre ventana nueva
  • Linkedin: abre ventana nueva
  • Enviar por correo: abre ventana nueva

Salamanca

Los salmantinos llevan a gala ser parte fundamental de la historia de España gracias, en buena medida, a la tarea desempeñada por su Universidad. Y tengo que decir que el resto de los españoles sentimos, con ellos, un legítimo orgullo.
Además, este año -como se ha recordado aquí esta mañana- conmemoramos, con una celebración de Estado, los 800 años de historia de esta Universidad. Hace ocho siglos, Alfonso IX de León la fundaba y se ha mantenido como una institución imprescindible, que sigue trabajando por la excelencia, y que, como alma mater de muchas de las Universidades americanas que se crearon en los siglos XVI y XVII, tiene, también en nuestros días, la sana ambición de liderar la educación superior dentro y fuera de nuestras fronteras.
Amigas y amigos.
Participando del entorno académico y también festivo de la Universidad de Salamanca, este foro Universia, en su cuarta edición, se ha convertido en una cita esencial para todos los que encontramos en la formación y el conocimiento los elementos clave para un debate constructivo sobre el progreso de nuestras sociedades.
Un progreso que, en plena era de la globalización, nos recuerda también la fuerza de los lazos y el potencial de los vínculos que compartimos las naciones hermanas.
Queridas amigas y amigos.
Hablar de educación es hablar de un proyecto de país, de un proyecto de futuro, pero también de un proyecto que nos une y enriquece a ambos lados del Atlántico.
España y los países latinoamericanos compartimos conocimiento, lengua y experiencias, y ese acervo común nos ayuda a avanzar juntos hacia un futuro que está lleno de retos y de oportunidades. Algunos de ellos se han mencionado aquí: la innovación, la digitalización o la transferencia del conocimiento son desafíos que hoy nos apremian.
Pero permítanme que aproveche esta ocasión para hacer un justo reconocimiento a la educación en España y, especialmente, a la Universidad española.
Nuestro país cuenta con centros del máximo nivel y con magníficos profesionales y extraordinarios docentes que cada día se esfuerzan por transmitir una formación sólida y los mejores valores a nuestras generaciones más jóvenes. Con ello, contribuyen de forma esencial a mejorar la libertad, la cohesión y el progreso de toda la sociedad.
La Universidad está en un momento excepcional de cambio. Las nuevas tecnologías, la digitalización y el progreso tecnológico ya no son el futuro: son el presente de la educación. Y, además, representan una oportunidad ineludible para que avancemos en la consolidación del Espacio Iberoamericano de Conocimiento.
Formamos parte de una comunidad de más de 500 millones de hispanohablantes que representa un enorme potencial académico, económico y social. Alrededor del español existe un caudal de capacidad y talento que entre todos estamos obligados a preservar y que, en plena era tecnológica y digital, debemos potenciar.
Millones de personas deciden "estudiar español" y "en español". Lo hacen atraídas, en gran medida, por el espacio cultural al que da acceso el idioma, pero también por la calidad del sistema y el talento del profesorado que ofrece España.
Ya contamos con un programa que aúna de forma excepcional cultura e innovación: el SIELE, el "Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española" que, de la mano del Instituto Cervantes, y avalado por las Universidades de Salamanca y Autónoma de México, es una de las señas de identidad del español en la era digital.
Queridas amigas y amigos.
Hay razones para hacer un análisis positivo de nuestra situación de partida, pero solo lograremos que la educación sea una eficaz escalera de progreso si admitimos que podemos mejorar las cosas.
Y yo creo que se pueden y se deben mejorar. Y que tenemos que mejorarlas entre todos, porque la educación de los españoles del futuro es responsabilidad de todos. Es más, es una de nuestras mayores responsabilidades. La asumimos con determinación. Y, gracias a ello, también con buenos resultados. Este año 2018 es el año en el que más becas se han concedido en la historia de España.
Y la asumimos con decisiones, no queremos que nadie que lo merezca se quede fuera. Queremos que sean más los que tengan oportunidades, y actuaremos en consecuencia. Y, además, queremos que los que más se esfuerzan tengan mayores facilidades. Por eso, también les digo, vamos a dotar con más recursos a los alumnos con un rendimiento más alto.
La educación es el asunto más importante. Lo es porque afecta al futuro, no sólo es el lugar donde viviremos todos, sino el lugar donde vivirán nuestros hijos. Y todos los que somos padres sabemos que la mejor herencia, la única realmente importante que podemos dejarles a nuestros hijos es una buena educación, buenos conocimientos y mejores valores.
Y de la misma manera, quienes nos dedicamos al servicio público, ya sea desde el aula de una escuela o de cualquiera de sus Universidades, desde la Presidencia del Gobierno o desde un escaño en el Parlamento, tenemos que poner de nuestra parte para que la educación de nuestros países sea mejor que la que nos encontramos al llegar a nuestras responsabilidades. Es mi convicción y es la razón que motiva este encuentro.
Por eso, es importante, como se ha hecho aquí, abrir un debate constructivo sobre el futuro, poner la innovación en contacto con las necesidades de la sociedad e invitar a todos a implicarse en el proyecto. Facilitar el acceso al conocimiento es la mejor forma de apostar por la libertad, por la independencia, por la democracia y por la prosperidad.
Muchísimas gracias.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación).

Más información