Intervención del presidente del Gobierno en el Círculo de Empresarios de Galicia

21.5.2018

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Vigo

Señora presidenta del Congreso de los Diputados, señor presidente de la Xunta, señor presidente del Círculo de Empresarios de Galicia, alcalde de Vigo, señoras y señores, queridas amigas y amigos,

Muy buenos días a todos, y muchísimas gracias por su asistencia.

Yo quiero comenzar esta intervención agradeciendo al Círculo de Empresarios de Galicia, y particularmente a su presidente, Juan Güell, su amable invitación con motivo de esta Asamblea General. Le felicito por la labor llevada a cabo a lo largo de este tiempo, y le deseo a la nueva presidenta, Patricia García, los mejores éxitos, que estoy absolutamente convencido de que los logrará y que esto será muy positivo para Vigo, para el conjunto de Galicia, y también para España.

Como se ha recordado esta mañana, ya han pasado algunos años desde que participé en una Tribuna organizada por esta veterana institución, en calidad de presidente nacional del Partido Popular, para hablar de la Galicia y de la España que queríamos.

Fue, efectivamente, en 2005. Y desde entonces he trabajado, y me siento muy honrado por ello, para hacer realidad aquel proyecto para nuestro país.

Es un placer estar de nuevo con todos ustedes. Sé que el Círculo de Empresarios de Galicia es parte activa y también activadora de la sociedad civil de esta Comunidad. Sé que son ustedes una referencia de pensamiento, de propuestas y también de debate. Por eso, les agradezco que me hayan ofrecido estar hoy aquí, con ustedes, hablando de las cosas que más nos importan.

De Vigo, donde siempre es un placer regresar, porque es una ciudad pujante en muchos sectores, con una sociedad dinámica y con un carácter abierto que la convierte en un lugar de oportunidades. Nuestro compromiso con Vigo lo hemos plasmado en numerosas actuaciones en los últimos tiempos, entre los que yo destacaría, la ampliación del Aeropuerto de Peinador, en junio de 2014, que lo ha convertido en uno de los más importantes del país, y de hecho, el pasado año ya superó el millón de usuarios

La culminación del corredor atlántico en abril de 2015, donde ya se puso en servicio la alta velocidad que conecta Vigo con La Coruña, con paradas en Pontevedra y en Santiago de Compostela, y que permite hacer el recorrido que antes era de dos horas, en casi la mitad del tiempo.

En ese mismo momento pusimos en servicio también la estación subterránea de Urzáiz donde llegan los trenes de alta velocidad, y sobre la que ahora se procederá a realizar la futura estación intermodal.

La depuradora de Vigo, inaugurada recientemente, que hemos realizado en colaboración con la Xunta de Galicia, y con el Concello de Vigo. Se trata de una de las mejores obras hidráulicas de la fachada atlántica europea, de la que tenemos que estar todos muy orgullosos.

Por último, me referiré también a la ampliación del Puente de Rande, obras inauguradas en diciembre de 2017, por la que ampliaremos la capacidad de la AP-9 en el tramo O'Morrazo-Teis. Se trata de una obra histórica para Vigo realizada en tiempo de crisis.

Y vamos a seguir trabajando en el futuro. Vamos a construir el tramo de la autovía de las Rías Baixas, entre Vigo y O Porriño, con una inversión estimada de 337 millones de euros al amparo del Plan Extraordinario de Carreteras. Y, también, seguiremos trabajando para impulsar la tramitación para mejorar la conexión con la alta velocidad entre Vigo y Cerdedo, entre otras actuaciones.

Pues bien, hoy venimos a hablar de Vigo, pero también de Galicia. Galicia es una Comunidad donde hay que decirlo, porque las buenas noticias -aunque algunos no lo entiendan-, también son noticias. Y Galicia es una Comunidad donde las cosas marchan bien. Es una Comunidad con unos datos macroeconómicos excelentes. Y como es sabido, sin datos macroeconómicos buenos, es difícil que podamos mejorar el objetivo fundamental que perseguimos todos los que gobernamos, el bienestar y la riqueza de las personas.

Galicia es una Comunidad que avanza con paso decidido hacia el futuro, como lo prueba el hecho de que en lo que llevamos de 2018 registre un crecimiento superior al resto del país, con una fuerte aceleración además del sector industrial muy importante, como saben, y del sector exportador, que sin duda alguna, está a la altura de las circunstancias, algo que nos reconforta, y mucho. También algunos indicadores del sector servicios son muy alentadores y eso es lo que a mí me permite decir, no con tanto optimismo, como dicen los empresarios, que es su obligación hacerlo, pero sí con un optimismo realista como presidente del Gobierno que, sin duda alguna, el futuro de Galicia, el que tenemos por delante es muy halagüeño.

Y, voy ahora a hablar de España, que es lo mismo que hablar de lo que nos importa a todos los españoles.

Como saben, nuestra economía ha atravesado la peor crisis de nuestra historia reciente. Fue una crisis que acabó con muchas empresas y que destruyó demasiados empleos.

Con anterioridad a esta crisis, nuestra economía nunca -repito-, nunca había sufrido una recesión que se prolongara durante más de un año. Habíamos tenido problemas económicos muy serios, sin duda, pero en un periodo de sesenta años, sesenta, únicamente en cuatro ocasiones (1953, 1957, 1981 y 1993) se habían registrado caídas del Producto Interior Bruto. A pesar de las dificultades, la economía española siempre se recuperaba con rapidez.

La crisis que vivimos entre 2009 y 2013, sin embargo, superó en severidad lo que habíamos conocido hasta entonces. Fue una situación de recesión continuada, algo que nuestro país no había conocido hasta entonces.

Como consecuencia de ello perdimos casi un 10 % de nuestro PIB, de nuestra riqueza nacional. Algo que se dice pronto. Perdimos más de 3.800.000 empleos netos desde 2008, hasta superar la cifra inédita, dramática, ya se agotan los calificativos, de seis millones de personas en paro, lo que fue, sin lugar a dudas, como saben, la faceta más terrible de la crisis.

Para colmo, en solo dos años (2008 y 2009) los ingresos tributarios del Estado se redujeron en 70.000 millones de euros. Recaudamos 70.000 millones de euros menos. Y ha tenido que transcurrir nada menos que un periodo de tiempo de 10 años para recuperar el nivel de ingresos del año 2007. Lo recuperamos en el año 2017. Mientras tanto, sólo una partida de los Presupuestos, Pensiones, subía en 50.000 millones de euros.

En Galicia, como ustedes conocen bien, el impacto de la crisis fue también muy fuerte. Muchas empresas desaparecieron, la tasa de paro aumentó en 17 puntos porcentuales, llegando a superar el 23 %, y más de 200.000 personas perdieron su empleo en los cinco años que duró la crisis.

Señoras y señores, el impacto de la crisis en nuestro país no fue fruto del azar ni de causas misteriosas o ajenas a nuestro control. El carácter diferencial de la crisis en España fue el resultado de algunas políticas económicas que a mi modesto entender, fueron equivocadas: fuerte endeudamiento y acumulación de desequilibrios económicos (déficit público, déficit exterior, inflación) durante años, a los que se unieron los crecientes problemas del sector financiero.

Muy especialmente, la crisis se agudizó por la pérdida de competitividad que había sufrido nuestra economía desde que entramos en el euro, paradójicamente, uno de nuestros mayores logros. Este problema se hizo evidente en el enorme déficit exterior que llegamos a alcanzar inmediatamente antes de la crisis: 9,6% del PIB en 2007, o lo que es lo mismo, cerca de 100.000 millones de euros, el segundo mayor en términos absolutos a nivel mundial, sólo por detrás de EEUU.

Pero con la política económica adecuada y las reformas necesarias y con el esfuerzo de los españoles, supimos darle la vuelta a la situación. Poner de nuevo en marcha la economía española, ha requerido mucho empeño y muchas energías. Y recuperar el PIB destruido por la crisis, y devolver a los españoles las oportunidades y la confianza perdidas, ha costado muchísimo esfuerzo.

El Gobierno asumió la tarea de sacar a España de la crisis. Por eso, desde el primer día no esquivamos las decisiones que eran necesarias, aunque no fueran -que no lo fueron-, ni fáciles ni cómodas, ni entendidas muchas veces, ni agradables.

Lo cierto es que, gracias a ellas, la situación ha dado un giro de 180 grados.

Los resultados son evidentes, por ejemplo, respecto a las cuentas públicas, donde hemos conseguido reducir el déficit en dos terceras partes: desde el 9,6% en 2011 al 3,1% en 2017.

Quiero decir, llegados a este punto, que Galicia ha sido un modelo a la hora de controlar el déficit público y llevar las cuentas como procede y de manera ordenada. Ha cumplido siempre los objetivos de déficit.

Y puesto que está ahora aquí también presente el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, tengo que decir que los municipios han sido un factor decisivo, repito, decisivo, a la hora de controlar el déficit público en España, y por lo tanto, a la hora de conseguir la recuperación económica y la vuelta al crecimiento y a la creación de empleo.

Pues bien, todo eso que se ha hecho, nos ha llevado a generar confianza fuera de nuestras fronteras. Y, hoy España, hoy crece y crea empleo. Y nuestro modelo de crecimiento es más equilibrado y sostenible, gracias a la recuperación de la competitividad y a la mayor orientación exterior de nuestra economía. Y por primera vez, y esto, señoras y señores, también es muy importante, España crece sin necesidad de endeudarse.

No sólo hemos vuelto a crecer, sino que estamos a la cabeza de Europa en crecimiento económico. Tras registrar un crecimiento del PIB del 3,4% en 2015 y del 3,3% en 2016, en 2017 España creció un 3,1%. De este modo, seguimos creciendo por encima de la media de la zona euro (el 2,4%) y de sus principales economías. Alemania, que ha crecido un 2,2%; Francia, el 1,8%; e Italia, el 1,5%.

Pero además, por cuarto año consecutivo, y esto también es un dato que debemos tener muy en cuenta, ese crecimiento viene acompañado de creación de empleo y superávit externo. Se trata de una combinación de tres elementos, crecimiento, creación de empleo y superávit externo que, en nuestro modelo económico, no se había dado nunca, y que debemos trabajar para seguir manteniendo en el futuro.

Si hacemos las cosas bien y si mantenemos la dirección de la política económica de los últimos años, es posible continuar en esta línea, liderando el crecimiento y la creación de empleo en la Unión Europea.

Para este año preveemos un crecimiento del entorno del 2,7% y cerca del 2,5% en los dos años siguientes, pero vamos a trabajar para intentar superar nuestras propias previsiones. Lo cierto es que si se cumplen las mismas, simplemente con que se cumplan, que son prudentes, repito, y que están en línea con las de los principales analistas (Comisión Europea, FMI, OCDE), España estaría encadenando ocho años consecutivos de crecimiento.

El crecimiento equilibrado de nuestra economía nos permitirá seguir creando empleo a un ritmo sólido y cumplir el gran objetivo que planteamos al principio de la legislatura, alcanzar los 20 millones de españoles trabajando en 2020. Así recuperaríamos el nivel de empleo anterior a la crisis y situaremos la tasa de paro por debajo del 10,7%, que es el objetivo. Les recuerdo que la tasa de paro en España llegó a estar en el 26,9%

Los primeros indicadores de 2018 avalan estas previsiones. En el primer trimestre del año España sigue liderando el crecimiento en Europa, con un avance del PIB del 0,7% (casi el doble que la zona euro: 0,4%) y un aumento del empleo del 2,4%.

En suma, en mi opinión, las perspectivas para nuestra economía son hoy, favorables. Repito, en mi opinión, que es la del Gobierno. Pero tenemos que saber que no están exentas de riesgos. Riesgos, algunos, que provienen del exterior y otros, que dependen absolutamente de nuestras decisiones, las que se tomen aquí, en España.

No quiero aburrirles, pero sí quiero hacer algunos apuntes.

Del exterior, debemos estar atentos a dos cosas. Por un lado, como saben, en los últimos meses estamos asistiendo a un alza de los precios del petróleo, afectado por tensiones geopolíticas, fundamentalmente, por las decisiones que se han adoptado en relación con Irán. Ello tiene un efecto directo en nuestra economía y, si no hacemos las cosas bien, pueden afectar a nuestra competitividad. Y lo dejo ahí.

Por otro lado, estamos observando ciertas tensiones en el ámbito de las relaciones comerciales a nivel mundial. Y ustedes saben de qué hablo, y por eso no entro en detalles. Lo que sí quiero decirles es que el comercio, y lo avala la experiencia de nuestro país, reporta crecimiento y bienestar. Y no comerciar provoca todo lo contrario. Por tanto, debemos tener esto presente y trabajar para preservar nuestro marco de relaciones multilaterales y bilaterales en el ámbito económico, siempre teniendo presente una máxima, la libertad de comercio nos hace mejores y más prósperos, como sucede con cualquier suerte de libertad.

Pero además, como les decía, también hay riesgos que tienen más que ver con cómo hagamos las cosas aquí en España.

Me voy a referir, fundamentalmente, a tres asuntos. En primer lugar, la incertidumbre política. La incertidumbre política es mala en sí misma, pero es mala, también, para la economía. Acabamos de escuchar a la nueva presidenta del Círculo hablar de algunas de las condiciones que son necesarias para que las empresas se instalen en un determinado territorio.

La primera, a la que se refería era, la existencia de un marco jurídico estable. Pues bien, lo que está ocurriendo en Cataluña, y yo espero que se arregle y pronto, no nos ayuda, desde el punto de vista económico.

No voy a hablarles a ustedes del pasado, de las decisiones que hubo que tomar, de la prudencia, con la que en mi opinión -comprendo que esta opinión no sea aceptada por muchos-, tuvimos que actuar, pero quiero hablarles del futuro.

Primero, Cataluña necesita lo siguiente, primero un Gobierno viable, y no un Gobierno inviable. En segundo lugar, se necesita un Gobierno que cumpla la ley. No podemos estar en el siglo XXI discutiendo sobre si la ley hay que cumplirla o no. La ley son las reglas de juego. Son las normas de convivencia, es lo que ordena la vida en sociedad. Y todos estamos sometidos al imperio de la ley. Es un principio básico recogido en nuestra Constitución, y es uno de los valores fundamentales sobre los cuales se ha construido ese proyecto político que se llama Unión Europea.

Por tanto, primero un Gobierno viable y no inviable. Segundo, un Gobierno que cumpla la ley. En tercer lugar, un Gobierno que sea capaz de dialogar en serio. Dialogar no consiste en decir vamos a dialogar. Dialogar requiere voluntad de diálogo, y acompasar esas afirmaciones a los hechos, a los cuales, luego, uno se tiene que atener.

Y, por último, Cataluña requiere recuperar la normalidad institucional, económica y social. Esos son los cuatro grandes objetivos.

El Gobierno que yo presido pondrá de su parte todo cuanto esté en sus manos, y espero que los demás cumplan con su obligación, pero en un país que forma parte de la Unión Europea, y que es una de las potencias más importante del mundo, como es el nuestro, la ley hay que cumplirla, y la ley nos afecta a todos. Y por tanto, yo espero que pronto haya un Gobierno, insisto, que sea viable, que cumpla la ley, que dialogue con nosotros, y que trabaje por recuperar la normalidad política e institucional de nuestro país. Primer asunto.

Segundo riesgo. Debemos ser capaces de garantizar la estabilidad de nuestras cuentas públicas. Y tercer riesgo, no debemos dar pasos hacia atrás, sino más bien seguir avanzando en las reformas que aun necesita nuestra economía para seguir adaptándonos a un complejo entorno internacional. Me referiré ahora brevemente a estos dos asuntos.

Primero, las cuentas públicas. Como saben, esta semana -mañana y pasado-, se votará en el Congreso de los Diputados el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2018.

Yo espero y confío en que la responsabilidad de otras fuerzas políticas permita su aprobación. Son unos Presupuestos buenos para España, y lo son por varias razones. Contar con un presupuesto da estabilidad, condición necesaria para la actividad económica, para crecer y para crear empleo. Estos presupuestos nos permiten seguir cumpliendo con nuestros compromisos europeos, y situar a España en condiciones de abandonar el procedimiento de déficit excesivo. Ello da un mensaje de confianza muy importante en la economía española y, por tanto, favorece el crecimiento y la creación de empleo.

Estos Presupuestos, los primeros desde 2012 que podemos hacer aumentando el techo de gasto, impulsan el crecimiento con políticas específicas allí donde es más necesario. Contienen un aumento muy importante de la inversión pública, del 15 %. Y de este aumento se beneficiarán varios territorios españoles, entre otros, Galicia, que recibirá 936 millones de euros.

Estos Presupuestos hacen un esfuerzo muy especial en trasladar a más gente los efectos de la recuperación económica. Las medidas contempladas beneficiarán a más de 13 millones de españoles, especialmente a colectivos como los pensionistas, funcionarios o los contribuyentes con las rentas más bajas. Si se lo digo de una forma clara, estos son los que me hubiera gustado a mí, como a cualquier dirigente político, poderlos haber hecho en los últimos años. Porque estos presupuestos contemplan una subida de las pensiones mínimas, del 3 %. El resto, del 1,6 %. Y, también, un subida de las pensiones de viudedad. Algo que no pudimos hacer durante los años 12, 13, 14, 15, 16 y 17, porque la situación económica era la que era. Pero que ahora, podemos hacer, y además, podemos también, cumplir nuestros compromisos en materia de reducción de déficit.

Estos Presupuestos también traen en su origen un acuerdo con las organizaciones sindicales para subir los sueldos de los empleados públicos, pero no lo que diga la inflación, sino en función de que haya en España crecimiento económico y empleo. Y también, como saben, una subida importante del Salario Mínimo. También apuestan, puesto que las Comunidades Autónomas van a recibir 4.000 millones de euros más que el año pasado, por la sanidad y la educación, sin duda alguna, temas que preocupan, como es lógico y razonable al conjunto de los ciudadanos.

Creo que aprobarlos sería muy bueno para España, y sin duda muy bueno para mantener el crecimiento y la creación de empleo.

Las votaciones de mañana y pasado mañana en el Congreso demostrarán -en el caso de ser favorables-, que España no quiere frenar su capacidad de recuperación y permitirán que esa recuperación, como acabo de explicar, aunque fuera brevemente, pues llegue a más rincones de nuestro país y a más familias españolas.

El segundo gran riesgo que debemos evitar -como decía hace un momento-, es cambiar la dirección de la política económica.

Debemos proteger las reformas que hemos puesto en marcha y, con el acuerdo de otras fuerzas políticas, trabajar para seguir avanzando en otras nuevas, que impulsen la capacidad de adaptación y la competitividad de la economía española. Citaré cuatro ámbitos, pero antes, permítanme un breve prólogo.

La reforma más importante en la que tenemos que trabajar para mejorar y mantener nuestro sistema, es la de las pensiones. Las pensiones suponen, hoy, algo más del 40 % del Presupuesto de Gastos del Gobierno que yo presido. Tenemos un magnífico sistema de pensiones, pero tenemos que trabajar de cara al futuro. Piensen ustedes que España es el segundo país del mundo con mayor expectativa de vida. Lo cual, sin duda alguna, es un dato muy positivo, pero, lo cual, sin duda alguna, también, nos obliga a estar constantemente al tanto, si queremos mantener y mejorar nuestro sistema de pensiones, al tanto de lo que está sucediendo en nuestra economía.

Pero hoy no voy a hablarles de este asunto, sino que voy a referirme a cuatro ámbitos importantes para el crecimiento y el empleo de cara al futuro.

Primero, debemos hacer frente al reto digital que ofrece grandes oportunidades -y que como saben mejor que yo-, está modificando nuestra estructura económica, productiva, laboral y social.

En segundo lugar, vamos a adoptar en estas Cuentas Públicas, medidas para impulsar la I+D+i, que es la base del crecimiento a largo plazo. Los Presupuestos hacen un esfuerzo en este sentido, aumentando este gasto en un 8,3%.

También son importantes las medidas en materia de educación y formación. Es un aspecto clave. Por ello, además de reforzar el sistema de becas, con especial atención a la excelencia, proseguirá también el desarrollo del sistema de formación profesional dual, buscando impulsar la participación empresarial en el proceso formativo.

Es importante, también -a ello se refirió en su intervención el actual presidente del Círculo-, la modernización de las Administraciones Públicas, simplificándola y avanzando aún más -hemos avanzado mucho-, en la digitalización de la administración y mejorando los procesos de contratación y de producción normativa.

Todas estas medidas, y otras, no voy a aburrirles, se dirigen a un objetivo común: apuntalar el nuevo modelo de crecimiento. Para ello, debemos apoyar a nuestras empresas, que han sido y seguirán siendo, las grandes protagonistas.

Creo que el éxito económico que estamos viviendo ahora, solo ha sido posibles gracias a que hemos vivido una transformación del tejido y de la cultura empresarial. De eso saben mucho los presentes en esta sala. Y yo asumo como mías -aunque yo no sea empresario-, las palabras que he escuchado esta mañana, a la actual y a su sustituta, la presidenta del Círculo de Empresarios. Un pais generará bienestar, riqueza y empleo en la medida en que haya gente que asuma riesgos, que tenga ilusión, que le ponga coraje, y que esté dispuesto a meterle muchas horas, en beneficio suyo, pero también, en beneficio del conjunto de la ciudadanía.

Y termino ya. Mi Gobierno está claramente comprometido con España y con el bienestar de los españoles. Es su única meta y lo ha sido desde el primer día. Cuando comparecí en las Cortes Generales a finales de diciembre de 2011 para pedir el voto a las señoras y señores diputados les dije que mi único objetivo para los próximos años, o el más importante al menos, era la recuperación de la economía española, crecer y crear empleo. Y que ahí estaba la base de todo lo demás.

Ha sido necesario tomar medidas difíciles y pedir el esfuerzo de todos. Pero no rehuir las dificultades ni el esfuerzo, es precisamente lo que ha dado resultado.

Y es así como debemos seguir, generando confianza en nuestra economía, que es lo que redundará en beneficio de las personas y en un mayor bienestar de la sociedad.

Tenemos la España que durante tantos años, tantos españoles soñaron. Saben ustedes que hay una cierta tendencia por parte de algunas personas a destacar sólo las cosas negativas que pasan en nuestro país, pero España es una gran nación, es una gran democracia absolutamente consolidada. Fuimos capaces hace 40 años, todos los españoles en ponernos de acuerdo; superar una etapa difícil, que nos había enfrentado, y fuimos capaces de hacer una Constitución, en la que participó gente que tenía formas muy diferentes de ver la vida, y que tenía orígenes muy distintos, desde el punto de vista político y de otros, pero fueron capaces de trabajar, los españoles lo apoyaron, y en esos 40 años hemos hechos muchas cosas. Creo que han sido los mejores de nuestra historia.

La nuestra es una democracia consolidada, como acabo de decirles. Aquí hay un espacio de libertades y oportunidades para todos y también, hay una economía pujante, competitiva e, incluso admirada. España tiene un modelo de bienestar, hablo de sanidad y educación pública, y un sistema de pensiones, como muy pocos países en el mundo. A veces no somos conscientes de eso. Pero es bueno que lo seamos, y que nos sintamos orgullosos de eso.

España es el segundo país del mundo, el segundo, en líneas de Alta Velocidad Ferroviarias, el segundo. España tiene una red de autovías y autopistas que no tiene nadie, repito, nadie en Europa. España es un pais que recibe 82 millones de turistas al año, el segundo del mundo. Algo bueno habrá aquí. España es el primer país del mundo a la hora de recibir estudiantes de Erasmus, por algo será. Somos el primer país del mundo en trasplantes de órganos. Y también, somos el primer país del mundo en donación de los mismos. España tiene sus dificultades y sus problemas, como los tendrán los demás, pero sinceramente, yo al menos, me siento muy orgulloso de ser español y de vivir aquí.

Y mantener esa España, a la que a algunos tanto les gusta criticar, y mejorarla, requiere que todos, cada uno en su ámbito de responsabilidad, por menor que le pueda parecer, hagamos bien nuestro trabajo.

Ustedes, fundamentalmente, generando crecimiento para Galicia y para toda España, creando empleo y ayudando a mejorar nuestro país.

Y los que estamos en lo público, actividad, que yo desde luego, no me cansaré de reivindicar nunca, frente a algunas de las cosas que oímos habitualmente, los que estamos en lo público, repito, ofreciendo nuestro tiempo y nuestro esfuerzo para ser útiles a los españoles, tenemos, sin duda alguna, también, que hacer muchas cosas. Yo desde luego, estoy muy orgulloso y espero que algunas de las personas que están aquí, que han estado o que están en lo público, también lo estén. Yo he dedicado toda mi vida política a eso, y pienso seguir haciéndolo en el futuro.

Muchas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)

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