Discurso del presidente del Gobierno en la clausura del Congreso "Connected Hub", sobre el sector del automóvil

12.5.2017

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Barcelona

Señor presidente de la Generalitat de Cataluña; señor ministro de Fomento; señores consellers; señor delegado del Gobierno; señor teniente de alcalde de Barcelona; señor presidente de la Fira de Barcelona; señor presidente de ANFAC; señor presidente del Salón Automobile Barcelona; autoridades; señoras y señores,

Muchas gracias por su invitación y por su presencia en este acto.

A lo largo de sus casi cien años, el Salón Internacional del Automóvil de Barcelona ha acumulado grandes méritos. Es una cita obligada para el mundo del motor, es el mejor escaparate de la innovación en su sector y es también, desde luego, un evento de la mayor importancia para la proyección internacional de Barcelona y de España. Su nueva denominación, lejos de ser un formalismo, implica una apuesta decidida por la tecnología, llamada a mejorar nuestras vidas.

El sector del automóvil es protagonista de las dos principales revoluciones tecnológicas de nuestros días: la energética, con el vehículo eléctrico, y la digital, con el vehículo conectado y automatizado.

En este "Connected Hub", que ahora clausuramos, hemos podido verlo de modo inmejorable y creo que debemos saludar esta ambición tecnológica con ilusión y con compromiso. Por eso, no quería dejar pasar más tiempo para trasmitirles un mensaje: el de la apuesta firme del Gobierno de España por un área estratégica como es la innovación en el automóvil.

Como ustedes saben, España es un país profundamente identificado con el mundo del motor. No hace falta irse lejos para comprobarlo. Aquí mismo, en Martorell, tenemos pruebas sobradas de nuestro compromiso con esta industria; una industria que, además de su impacto económico, tiene una extraordinaria repercusión social. En esta misma provincia de Barcelona podemos verlo, porque aquí llegaron gentes de toda España para buscar oportunidades y, de paso, ayudaron a convertir esta ciudad en una de las capitales del motor y enriquecer una sociedad plural y abierta como es la catalana.

Si el efecto de la industria el automóvil ha sido hasta hoy tan beneficioso para nuestras sociedades, la revolución tecnológica que ahora impulsa ha de ser igualmente positiva, porque en estos años las nuevas tecnologías han redefinido nuestra realidad y su impacto va a ir a más.

Esta nueva revolución nos sitúa ante grandes retos y oportunidades. A principios de año, la Comisión Europea elaboró un detallado informe de Empleo y Nuevas Tecnologías. Pues bien, dicho informe concluyó que la digitalización exige mejorar las competencias de los trabajadores en nuevas tecnologías y, si no ampliamos nuestra capacidad tecnológica, en 2020 podrían quedar más de 825.000 puestos de trabajo sin cubrir.

Ante realidades como esta, vemos la estrecha relación que hay entre conectividad, prosperidad y bienestar. Por eso, el tema de nuestro tiempo es la conexión y la apertura, porque conectarse implica abrirse, suprimir barreras y compartir. Lo vemos cada día todos los que formamos parte de ese extraordinario proyecto común, que es la Unión Europea. Por eso, el futuro nos exige innovación y conexión, nos impone tener la mente abierta con espíritu emprendedor y nos anima a entender que para competir en un mundo global y aumentar el bienestar de nuestros ciudadanos debemos evitar toda tentación de desconexión y aislamiento. Solo estar conectados abre nuevas oportunidades: las que surgen de sumar fuerzas.

Señoras y señores,

En estos días hemos podido ver un anticipo de lo que va a ser el automóvil del mañana y, como ustedes saben, ese mañana comienza hoy mismo con la investigación en vehículos conectados y autónomos, y en vehículos propulsados con energías alternativas.

España, como ustedes saben, es el segundo fabricante de coches de la Unión Europea y también es el octavo fabricante del mundo. Les sugiero que nos pongamos como reto ser también una potencia de primer orden en la fabricación del automóvil del futuro. Les animo a dar la batalla para que logremos ser el segundo fabricante europeo de vehículos propulsados con energías alternativas.

Sabemos que los fabricantes tienen previsto lanzar unos cuarenta modelos de vehículo eléctrico en los próximos años. ¿Por qué no fabricarlos en España? El Gobierno, sin duda, está decidido a respaldar los esfuerzos de innovación de la industria del automóvil. Es un apoyo que, me gustaría decirlo, viene de lejos y va a tener continuidad.

El Proyecto de Presupuestos Generales del Estado aumenta la dotación financiera para los programas de apoyo a la inversión y al desarrollo industrial, así como a la fabricación y adquisición de vehículos con energías alternativas. Y, desde el punto de vista tributario, les aseguro que nuestro sistema de deducciones fiscales por I+D+i va a seguir siendo uno de los más favorables del mundo. En este sentido, me gustaría compartir con ustedes que los Presupuestos de este año, donde vuelve a bajar el gasto público, sin embargo, aumentarán la partida de I+D+i en más de un 4 por 100.

Señoras y señores,

La industria del automóvil ha sido pionera a la hora de comprender que la supresión de barreras va en beneficio de todos. Con diecisiete plantas repartidas por toda España, nuestro país es uno de los grandes fabricantes mundiales y esto no es solo motivo de orgullo; es, ante todo, un bastión de nuestra prosperidad. El sector del automóvil representa el 9 por 100 del PIB industrial español, al tiempo que da empleo directo a 250.000 personas e indirecto, a 1,8 millones.

Hoy, tanto España, como nuestra industria automovilística, viven un momento para la esperanza; pero no siempre ha sido así y la confianza y las inversiones de la industria del automóvil han sido un apoyo capital en los peores momentos de la crisis económica, y están siendo claves para afrontar con éxito una nueva fase de crecimiento. Esto hay que reconocerlo y afirmarlo en público, porque es verdad. Hablamos de inversiones cercanas a los diez mil millones de euros, de los cuales seis mil millones ya se han materializado. Insisto, en los peores momentos de nuestra historia económica reciente.

Hace ahora dos años, cuando me dirigí a ustedes aquí mismo, España apenas comenzaba a dar los primeros pasos en el camino de su recuperación; hoy felizmente podemos señalar que nuestra marcha es vigorosa. Acabamos de revisar al alza nuestro crecimiento para este año hasta el 2,7 por 100, porque solo en el primer trimestre ya hemos crecido un 0,8 por 100, a un ritmo que más que duplica el de nuestros socios europeos. Hemos logrado recuperar algo más del 60 por 100 del empleo destruido por la crisis, con la creación de casi dos millones de puestos de trabajo y con el resultado de que España lidera hoy la reducción de paro en la zona euro.

La creación de empleo sigue siendo la prioridad absoluta del Gobierno. Tenemos un objetivo: que haya veinte millones de personas trabajando en 2020. Y podemos conseguirlo si seguimos por el camino de las políticas sensatas, de la estabilidad y de las reformas. La estabilidad y la moderación son rentables para todos.

En este ámbito del empleo debo decirles que el sector del automóvil ha cumplido con gran nota. En años todavía difíciles, entre 2013 y 2015, nuestras plantas crearon casi seis mil nuevos puestos de trabajo. Hablamos, además, como saben, de empleo estable y de calidad, como es el que se está fomentando.

El efecto positivo de esta industria sobre el tejido económico es también digno de mención. España exporta el 85 por 100 de su producción y de 2015 a 2016 esta cifra ha crecido un 7 por 100, hasta situarse en los 2.400.000 vehículos. Esto significa que el automóvil es responsable de nada menos que el 18 por 100 de nuestras exportaciones. Y quiero recordarles, como ustedes saben muy bien, que un factor decisivo de la recuperación de la economía en nuestro país ha sido el sector exterior: ya cuatro años continuados en positivo.

Los primeros datos del año 2017 también son buenos y hay que mantener este ritmo tan beneficioso para nuestra balanza comercial. Por eso, el Gobierno va a poner todo de su parte para afianzar este despegue con la modernización de puertos y plataformas logísticas o con inversiones, como a las que se refería en su intervención el presidente de la Generalitat, de tanto calado como el Corredor del Mediterráneo; con una apuesta decidida por el fomento de nuestro tejido industrial y de mejora de nuestro marco energético, y también con una apuesta, no menos firme, por la formación profesional vinculada a la empresa.

Señoras y señores,

La propia recuperación económica es el mejor impulso posible a la industria del motor. Si en 2012 vimos como nuestra producción caía por debajo de los dos millones de vehículos, en 2016 salieron de nuestras plantas casi 2.900.000 vehículos y en este año 2017 queremos llegar a los tres millones. Junto a la fabricación, las ventas en el mercado nacional también han conocido el repunte del consumo interno: de 2015 a 2016 han crecido un 11 por 100, hasta 1.150.000 turismos vendidos.

Y ya voy terminando. Son muchos los desafíos, pero no nos debe faltar ambición. Somos un gran país, el segundo país más visitado por los turistas de todo el mundo, con un patrimonio natural y cultural, y con unas infraestructuras que se cuentan también entre los primeros puestos del planeta; además, con empresas líderes en sectores del mañana, como la ingeniería civil, las comunicaciones y la Banca. Somos el segundo país que más exporta bienes y servicios de toda Europa, solo superados por Alemania.

Pero nuestro principal activo son las personas, los propios españoles, todos. El sector del motor apostó por nosotros cuando casi nadie lo hacía. Se ha invertido en muchos lugares de nuestra geografía; también aquí, en Barcelona, capital incomparable de una Cataluña próspera en una España pujante y anclada a una Europa moderna y competitiva. Los españoles no vamos a olvidar esta apuesta y estoy convencido de que, como suele ocurrir con quienes confían en nuestro país, será todo un éxito.

Muchísimas gracias.

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