Discurso del presidente del Gobierno en la inauguración de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea y de la Vecindad Sur

13.4.2015

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Barcelona

Señor presidente de la Generalitat de Cataluña; señora alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad; señor ministro de Asuntos Exteriores de Letonia y presidente del Consejo de la Unión Europea, señor ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación; señoras y señores ministros de Asuntos Exteriores; señor comisario de Política Europea de Vecindad y Negociaciones de Ampliación; señor secretario general de la Unión por el Mediterráneo; señores embajadores; señoras y señores,

Me gustaría darles mi más calurosa bienvenida a Barcelona. Creo sinceramente que, para celebrar esta Reunión Ministerial informal de la Unión Europea con los países de nuestra Vecindad Sur, pocos lugares pueden estar a la altura de esta ciudad catalana que es capital española del Mediterráneo. Una ciudad abierta y de acogida, que ha hecho famoso el nombre de España en todo el globo.

En este año 2015 celebramos el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de un libro tan íntimamente ligado a esta ciudad como es "El Quijote". Y yo les deseo que, al igual que Miguel de Cervantes, se lleven ustedes el mejor recuerdo de esta "grande, famosa, rica y bien fundada ciudad" que, fiel a su vocación mediterránea, sigue siendo hoy, como ayer, "honra de España" y "flor de las bellas ciudades del mundo", como dijo la mayor pluma de la literatura española de todos los tiempos.

Señoras y señores,

A nadie se le oculta el profundo simbolismo que tiene Barcelona en la política euromediterránea. Fue aquí, los días 27 y 28 de noviembre de 2005, donde se celebró la Reunión Euromediterránea de Ministros de Asuntos Exteriores que fundó, con la denominada "Declaración de Barcelona", una asociación de amplio alcance entre la Unión Europea y nuestros vecinos de la cuenca mediterránea. Barcelona también es la sede de la Unión por el Mediterráneo, que hoy nos acoge. Hoy, de nuevo, y siguiendo nuestra tradición, el Gobierno de España vuelve a situar a Barcelona, con la celebración de esta importante reunión, en el epicentro de la política europea con los países de nuestra ribera sur.

Señoras y señores,

El Mediterráneo ha recibido siempre una especial atención por parte de la Unión Europea; pero, además, motivos geográficos, históricos y culturales han hecho que España haya servido de puente entre los países de ambas orillas. Soy de los que creen firmemente que el Mediterráneo nos une, no nos separa, porque, como afirman grandes ensayistas de nuestros días, al hablar del Mediterráneo no hablamos "sólo del pasado o de las tradiciones, la historia o el patrimonio, la memoria o la pertenencia", sino que también debemos considerar que "el Mediterráneo es el destino" y "una patria común". Por eso es nuestro deber construirlo y cuidarlo conjunta y responsablemente, como socios, con el firme objetivo de mejorar el bienestar de nuestros ciudadanos.

A lo largo de los últimos años, hemos desarrollado una asociación ambiciosa, tanto por su intensidad, como por la variedad de los ámbitos tratados, y lo hemos hecho desde el respeto mutuo y la convicción de que sólo la puesta en común de proyectos y recursos nos permitirá superar los retos a los que nos enfrentamos ambas orillas. Nuestra intención hoy es dar un paso más. Somos conscientes de los desafíos y de las amenazas a los que nos enfrentamos, así como de la necesidad de dedicarles mayor atención y esfuerzo. Si compartimos problemas, parece lógico que juntos debamos buscar las soluciones.

En este contexto, la Unión Europea ha lanzado un proceso de revisión de la Política Europea de Vecindad. Lo hace en un momento particularmente oportuno, no sólo por producirse al inicio del nuevo ciclo político europeo, sino también por la urgencia de renovar nuestro compromiso estratégico en un entorno cambiante caracterizado por la magnitud, tanto de los desafíos, como de las oportunidades. La Política Europea de Vecindad es una herramienta excelente para alcanzar estos propósitos. Debemos modernizarla y afinarla para que cumpla mejor su función.

Quisiera destacar el enorme interés que ha suscitado esta iniciativa española que fue rápidamente asumida por la Unión Europea y por sus Estados miembros. Nos honran hoy con su presencia los ministros de Asuntos Exteriores de nuestros socios meridionales y de la Unión. Efectivamente, 32 de 38. Se trata de la primera reunión a este nivel que une a ambas orillas del Mediterráneo desde el encuentro ministerial que, efectivamente, celebramos en Marsella en el año 2008, con motivo del lanzamiento de la Unión por el Mediterráneo. Creo que ya era el momento de volver a reunirnos y, sinceramente, debemos esforzarnos por mantener estas reuniones con mayor regularidad. Hablando nos conocemos y nos entendemos más.

Señoras y señores,

Hoy no se trata de rediseñar desde cero nuestras políticas, tampoco de privilegiar a unos socios sobre otros, ni de imponer puntos de vista o criticar las opciones políticas de los Estados participantes. Estamos aquí para profundizar nuestras relaciones de amistad y de cooperación, haciéndolas más flexibles y eficaces, atendiendo a las diferentes necesidades de los países de la orilla sur, para adoptar un enfoque más adecuado sus necesidades y expectativas, y para profundizar los vínculos mutuos de cooperación en la solución de desafíos compartidos. Cuando hablamos de orilla sur del Mediterráneo, nos referimos, no sólo a los países mediterráneos no europeos, sino que orilla sur también somos nosotros, los países europeos que con orgullo nos asomamos al Mare Nostrum. En suma, la orilla sur somos todos los que aquí estamos reunidos.

Nuestro objetivo es el que dice el sentido común: crear un espacio de seguridad, estabilidad, prosperidad y buena vecindad sobre la base de valores compartidos. Se trata, por tanto, de reafirmar el compromiso de Europa con el Mediterráneo y del Mediterráneo con Europa. Y Barcelona hoy es prueba de ese compromiso.

Señoras y señores,

En la vida la mejor política con cualquier vecino es la que fomenta su estabilidad y su bienestar, porque está en juego la estabilidad y el bienestar de todos.

Son muchos los retos a los que tenemos que enfrentarnos conjuntamente. Uno de ellos, y muy importante, como ya se ha dicho aquí, es la gestión ordenada de los flujos migratorios. La experiencia española demuestra que sólo mediante la cooperación con los países de origen y tránsito de la inmigración ilegal podremos hacer frente de manera eficaz a este drama desgarrador que provoca miles de víctimas: las personas que pierden su vida --hoy, tal día como hoy, nueve personas han muerto en las costas italianas-- y aquellas personas que son objeto del tráfico de seres humanos.

Esta actuación conjunta debe basarse en el incremento de la cooperación al desarrollo, la generación de oportunidades de trabajo y de formación para los jóvenes en sus países, el incremento de las inversiones y del comercio con la región, el fomento de los cauces legales de inmigración y el diálogo bilateral y multilateral. Algunos países hemos logrado avances, pero la Unión Europea en su conjunto cuenta con herramientas mucho más poderosas que debe emplear con decisión para solucionar este problema.

Además de perfeccionar nuestra asociación política, debemos profundizar la integración económica de nuestros vecinos del Sur con la Unión Europea que, al mismo tiempo, redundará en la creación de un espacio regional de cooperación Sur-Sur. La apertura de los mercados, la ayuda financiera y una mayor libertad de movimientos son aspectos esenciales sobre los que tenemos que seguir trabajando.

Europa debe utilizar todos los instrumentos a su alcance para la creación de un verdadero espacio de prosperidad entre ambas orillas del Mediterráneo. Estamos llamados a actuar con mayor compromiso --insisto, con mayor compromiso-- hacia gobiernos y poblaciones que viven momentos de inestabilidad, ayudándoles a su recuperación económica y acompañándoles en la senda del crecimiento. La diferencia en términos de renta per cápita entre los países de ambas orillas es hoy una de las más elevadas del mundo y la reducción de esa brecha debe guiar nuestra acción y debe ser nuestro objetivo permanente.

Señoras y señores,

Finalmente, deseo compartir con ustedes una reflexión sobre la principal amenaza a la que nos enfrentamos todos nosotros, la principal: el terrorismo yihadista.

Quiero rendir mi homenaje y mi reconocimiento, así como el de mi Gobierno y el de todos los españoles, a las víctimas de los atentados terroristas que muchos de nuestros países, muchos, hemos sufrido. En ambas orillas hemos llorado juntos por las víctimas de la barbarie, el fanatismo y la sinrazón. Y no debemos olvidar nunca su memoria.

El terrorismo yihadista --algunos no se han enterado, pero el terrorismo yihadista-- es una amenaza directa para la seguridad de nuestros países y de nuestros ciudadanos, y constituye, sin duda, nuestra principal amenaza en la actualidad. Que nadie caiga en el burdo engaño de hablar del yihadismo como representante del Islam, que nadie se deje arrastrar por la falacia que nos habla de una lucha del Islam contra Occidente. Los terroristas, tengámoslo claro, constituyen un desafío para todos y el mundo islámico es tan víctima como los demás del azote terrorista. Este terrorismo no conoce fronteras y nos golpea a todos, independientemente de nuestra situación geográfica o nuestra religión.

Debemos, por tanto, permanecer alerta para prevenir este tipo de actos y para perseguir sin descanso a sus responsables para que respondan ante la Justicia. Precisamente, el pasado miércoles, aquí, en Barcelona, los Mossos d'Esquadra desarticularon una célula de captación y radicalización de jóvenes islamistas para enviarlos a combatir en las filas yihadistas. Desde aquí, mi reconocimiento más sincero a la labor que desempeñan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado aquí, en España, y en todos los países a los que ustedes representan.

Luchar contra el terrorismo requiere intervenciones de muy diversa naturaleza: aspectos estrictamente de seguridad, pero también diplomacia preventiva, fomento del diálogo, actuaciones para evitar la radicalización, lucha contra el fenómeno de los combatientes extranjeros o el control de sus fuentes de financiación.

El mejor método para combatirlo es la cooperación internacional. Lo más importante, lo que tenemos que tener meridianamente claro, es que sólo actuando juntos podremos hacer frente a la maldad. Juntos somos más fuertes. El respeto de la vida, de la dignidad humana, de la libertad y del Estado de Derecho constituye la base de la lucha contra el fanatismo. Nuestra determinación es clave y, por ello, deseo subrayar mi apoyo a los países que sufren el azote del terrorismo. Los españoles, que en nuestra historia, y para nuestra desgracia, hemos conocido la crueldad y la sinrazón terrorista, estamos firmemente comprometidos en esta lucha. Sin seguridad difícilmente podremos construir sociedades más estables.

Estoy convencido de que el compromiso compartido entre las dos orillas del Mediterráneo nos permitirá derrotar a la barbarie terrorista e impulsar un espacio común de libertad, de estabilidad y de prosperidad.

Ya termino.

La reunión de hoy ofrece una magnífica oportunidad para reforzar el diálogo franco y constructivo que Europa y el Mediterráneo necesitamos. Permitirá escuchar las opiniones y puntos de vista de todos los participantes, entender las expectativas existentes y definir las oportunidades de colaboración que se nos presentan.

En un mundo rápidamente cambiante, muy rápidamente cambiante, y progresivamente interdependiente, el valor de la unidad frente a la disgregación, la altura de miras, la conciencia de muchos siglos de convivencia, la ponderación de lo que tenemos en común frente a lo que nos separa y la reafirmación de nuestros valores comunes constituyen la base que ha de permitirnos avanzar con ilusión en proyectos de futuro en beneficio de todos nuestros compatriotas.

Desde esta capital de la diplomacia que es hoy la Ciudad Condal, les deseo a todos un trabajo fructífero en esta Conferencia de Barcelona.

Muchísimas gracias.

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